La
dieta dirigida a la prevención y al tratamiento de los gases intestinales
“molestos” (meteorismo) depende de muchos factores individuales. Cada persona
podrá hacer uno o varios cambios en su dieta habitual hasta que consiga su
dieta equilibrada personalizada. Se aconseja que los cambios se hagan de uno en
uno, dejando unos días de intervalo entre ellos.
PRIMERO.
Si ya existe una patología previa conocida, la dieta se debe adaptar a ella:
- Intolerancia
a la lactosa (disacárido, formado por una molécula de glucosa y otra de
galactosa, que se encuentra en productos lácteos y productos elaborados). Se
puede usar leche sin lactosa (que en realidad es leche a la que se le añade
lactasa, la enzima que metaboliza la lactosa). En estos casos, se debe tomar sin
azúcar añadido para evitar los picos de glucosa en sangre (sobre todo en
personas diabéticas)
- Intolerancia
al gluten o enfermedad que afecta a la pared del intestino delgado donde unos
anticuerpos actúan sobre las enzimas que metabolizan unas proteínas presentes
en algunos cereales: el trigo, la avena, la cebada, el centeno y sus híbridos
como el triticale (híbrido de trigo y centeno, variedad “Secale”), la espelta y
el trigo Khorasan o kamut. Estos casos tienen que evitar los alimentos elaborados
con estos cereales: pan, galletas, cereales de desayuno, pasta (fideos,
macarrones…).
- Diabetes
o enfermedad que afecta a la acción de la insulina en los tejidos, por lo que el cuerpo no puede recibir energía de los alimentos
que ingiere, produciéndose un aumento de glucosa en sangre y una alteración del
funcionamiento de la pared de los vasos sanguíneos. Las personas con diabetes
deben evitar los alimentos con azúcares añadidos (glucosa, fructosa, galactosa,
sacarosa, lactosa…) y los edulcorantes artificiales (ya que un efecto
secundarios es el aumento en la producción de gases intestinales).
- Hipertensión
arterial. Es una enfermedad de origen desconocido en la mayoría de los casos,
pero que responde bastante bien a la disminución de sal en la digestión. Al
eliminar de la dieta los alimentos elaborados con sal añadida también se evita
el consumo de otras sustancias que aparecen en estos alimentos y que producen
gases intestinales.
- Obesidad.
Es la enfermedad que se corresponde a un exceso de grasa en el organismo. Se
aconseja evitar los alimentos con grasas visible, por la misma razón que en el
caso anterior.
SEGUNDO.
Eliminar de la dieta todos los productos precocinados, menos:
- Los
productos lácteos: leche enriquecida con vitaminas, yogur natural sin azúcar ni
edulcorantes, queso.
- Bebidas
elaboradas de semillas o frutos secos, sin azúcar ni edulcorantes.
- Pan
de masa madre. Aunque a veces es conveniente tostarlo antes de comerlo.
- Cereales
de desayuno y galletas “tipo María”.
- Alimentos
naturales en conserva (pescados en lata o verduras en bote de cristal, frutos
secos).
- Los
productos en los que en su composición alimentaria aparecen menos de tres
elementos (incluso el agua embotellada).
TERCERO.
En la elaboración de los alimentos al cocinarlos:
- Al
asar o tostar, eliminar las partes quemadas o “ennegrecidas”.
- Al
cocer, eliminar la espuma que aparece al empezar a hervir. Si se añade agua o
caldo, durante el proceso, se tendrá que volver a “espumar” las veces que sea
necesario.
- Al
servir un revuelto (verduras fritas con o sin proteínas) se escurrirá todo el aceite posible.
- Si
se usan legumbres secas, se pondrán en remojo (“echarlas en agua”) unas horas
antes y al hervirlas se realizará el espumado las veces que sea necesario. Hay
ocasiones en las que el primer agua de la cocción se debe eliminar.
- Al
usar verdura cruda, la piel se debe eliminar (por ejemplo, pelar el tomate, la
zanahoria o el rábano para hacer una ensalada) ya que es la parte de la verdura
que tiene más fibra.
- Al
cortar las verduras que crece en círculos concéntricos se debe hacer en
redondo. De esta forma la fibra evita la digestión antes de llegar al colon o
intestino grueso.
CUARTO.
Algunos consejos sueltos:
Evitar
los alimentos y las bebidas muy calientes y muy frías. Esos tipos de
temperatura producen un estrés térmico en la mucosa del esófago y el estómago
que influye en la digestión.
Las
cantidades de los distintos grupos de alimentos, en cada comida, se puede
dividir en 4 partes: una parte para los hidratos de carbono (pan, arroz,
patata, pasta…), otra parte para las proteínas (carne, pescado, huevos,
legumbres, lácteos…), otra parte para las verduras y otra para la fruta.
Cuando
la comida se elabora con verdura (además de otros ingredientes) no es necesario
acompañarla de más verdura cruda en forma de ensaladas.
La
verdura cruda, en forma de ensalada, gazpachos o salmorejo, sólo se comerá una
vez al día.
Si
se hace zumo natural de fruta y/o verdura, sólo se tomará un vaso (200 ml) al
día.
Es
conveniente comer 1 pieza de fruta mediana y con piel, en dos o tres ocasiones
al día, mejor a la hora del postre.
Realizar
la masticación lentamente para triturar correctamente la comida.
Beber
agua, antes, durante y después de la comida. También se puede tomar en forma de
infusiones de hierbas aromáticas (manzanilla, menta poleo, anís, hinojo,
tila…).
En
los casos de meteorismo ocasional, se pueden producir despeños diarreicos que
pueden durar unas horas. Pero, si la diarrea dura 48 horas, es necesario hacer
un aporte extra de probióticos.
Aumentar
la actividad física de forma que se realicen ejercicios donde intervenga el
abdomen, lo que hace que sea más fácil la expulsión de los gases.