Durante la infancia aprendemos técnicas de actuación. Observamos a los demás y su forma de hacer las cosas y la adaptamos a nuestras habilidades innatas. Así vamos adquiriendo patrones de comportamiento que repetimos a lo largo de nuestra vida, de forma inconsciente.
Aunque, si en algún momento nos damos cuenta (o nos obligan mediante técnicas de persuasión) de que los demás hacen algo de forma distinta a lo que nosotros haríamos en ese momento concreto, es decir, nos comparamos con las otras personas, podría pasar dos cosas:
Una, consideramos que nosotros lo hacemos mejor y nos afianzamos en
nuestro patrón o forma habitual de hacer algo, se llama Hábito.
Dos,
en esa comparación observamos que hay múltiples formas de hacer una misma cosa.
Nos damos cuenta de la utilidad de la comparación y de que podemos cambiar nuestro
comportamiento cuando queramos. Sólo hay que empezar a estar atentos a lo nuevo
poniendo interés en el cambio. Se empieza dándonos cuenta de la ”reacción inconsciente”, luego paramos para cambiar de técnica, vamos paso a paso para practicar la nueva forma de
hacer lo que sea, observamos el resultado y nos sentimos satisfechos por el intento.
Y seguimos repitiendo, igual que lo hicimos en la infancia. Hasta que el cerebro use las
nuevas conexiones para tener un Hábito nuevo.
Mi
reto para este año es “ME PROPONGO ESTAR PENDIENTE DE MÍ”.
¿Me
acompañas? ¿Te apetece estar pendiente de ti? ¿Te lo permites?.
Hola soy Rosa vivo en Barcelona y me interesa muchos estos consejos. Me parece muy buena reflexión, gracias por tus consejos seguiré pendiente de este interesante blog.
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