El objetivo principal de este tratamiento es perder peso (a base de disminuir los depósitos de grasa, sobre todo, la grasa abdominal). Los objetivos secundarios son mantener el peso en el mínimo posible y actuar en las enfermedades asociadas que se vayan detectando.
Una pérdida del 10% del peso
inicial en 6-12 meses es un logro satisfactorio y produce grandes beneficios a
nivel metabólico. La pérdida no debe superar 1 Kilo de peso por semana. Con la
fórmula más simple para calcular el peso ideal se puede saber la cantidad de
kilos que se pueden perder con el tratamiento de la obesidad: talla – 100 (+/-
un 10% del total).
Pero también hay que
conseguir un mantenimiento del peso perdido a largo plazo, en el tiempo. Lo
ideal sería no recuperar más de 3 kilos en 2 años y mantener una reducción
sostenida de la circunferencia abdominal de al menos 4 cm.
La obesidad es una
enfermedad crónica que se deriva de muchas causas que alteran la sensación de hambre.
El hambre es un reflejo fisiológico que aparece cuando el cuerpo necesita un
aporte de nutrientes para sobrevivir, y se manifiesta de forma progresiva con
dolor de cabeza y/o molestias intestinales (ruido de tripas…).
EL PRIMER PASO PARA TRATAR UNA OBESIDAD es identificar las posibles causas que provocan un exceso de hambre y tratarlas. Estas pueden ser:
- Alteración genética en los
adipocitos o células que almacenan la grasa. En este caso no hay tratamiento
concreto.
- Alteración en la microbiota
intestinal que produce un aumento de las bacterias que extraen la energía de
los alimentos. El tratamiento es favorecer el equilibrio de la microbiota con
probióticos (alimentos con microorganismos) y prebióticos (alimentos con alto
contenido en fibra que es la fuente de nutrientes de los microorganismos).
- Alteración de las fibras
musculares o miocitos, que producen una disminución de la fuerza muscular y un
aumento de la sensación de hambre. El tratamiento es aumentar la actividad
física diaria.
- Alteración en las relaciones
con el entorno o hambre ambiental (por vista, olfato, oído…). En estos casos el
tratamiento se dirige al control de impulsos o toma de consciencia de que
“ahora estoy haciendo otra cosa”.
- Alteración del equilibrio
hormonal producido por distintas situaciones:
- En momentos de estrés donde se produce un aumento del gasto de energía por aumento de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Para compensar ese gasto se produce una liberación de la grelina, la hormona del hambre y una disminución de la liberación de la leptina, la hormona de la saciedad.
- En los casos donde se consumen alimentos con mucha glucosa (azúcar), como son los alimentos ultraprocesados y las bebidas refrescantes y alcohólicas, que producen un aumento en la liberación de dos hormonas: por una parte se libera insulina, la hormona que facilita el metabolismo de los hidratos de carbono y por otro lado se libera dopamina, la hormona del placer, que hace que se busquen más fuentes de placer comiendo alimentos con mucho sabor. El tratamiento consiste en consumir alimentos de elaboración propia y realizar ejercicio como fuente de placer, ya que la actividad física aumenta la liberación de dopamina y de endorfinas, las hormonas que tienen un efecto analgésico y disminuyen el dolor físico.
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